Perspectivas Judías Sobre La Masturbación

Las perspectivas judías sobre la masturbación se refieren a las perspectivas y opiniones sobre este fenómeno en las distintas corrientes del judaísmo.

De acuerdo con el judaísmo ortodoxo, la prohibición de extraer semen en vano (en hebreo: הוצאת זרע לבטלה‎, romanizado: hwṣʾt zrʿ lbṭlh) se trata de una prohibición bíblica​​​​ derivada de Génesis 38:10 («Pareció mal a Yahveh lo que hacía y le hizo morir también a él»),​ que se explica en el Midrash y en el Talmud. (Una prohibición rabínica se refiere a aquellas que no se encuentran en la Torá a través de la exégesis, en tanto que una prohibición bíblica es aquella que sí lo está). Prohíbe a los hombres derramar intencionalmente su semen. El derramamiento involuntario de esperma es considerado también un pecado (menor) según la Torá oral.​En cambio, la masturbación femenina no es considerada un pecado porque no implica el desperdicio de semen.

Fuentes bíblicas

Si bien una lectura superficial de la Biblia hebrea parece indicar que no hay mandamiento ninguno redactado de forma que haya una una prohibición de la masturbación,​​ muchos rabinos han afirmado que la prohibición puede encontrarse claramente tras análisis más detallados.​​​​​

Levítico 15, 16-18 establece que cualquier varón que emita semen se considera ritualmente impuro, tanto si la eyaculación se ha producido por masturbación, polución nocturna o relaciones sexuales entre parejas heterosexuales casadas.​​ La interpretación rabínica tradicional y una lectura simple del Levítico 15 indican que esto aplica a todos los flujos de esperma, incluidos aquellos causados por la masturbación. Aparte de esta impureza ritual, no se especifican en esos versículos consecuencias ni castigos.

Muchos comentaristas interpretan la historia bíblica de Onán (Génesis 38:6-10) como una fuente que prohibe la eyaculación fuera del cuerpo de la mujer, incluyendo la masturbación. En el relato, Onán no quería que su esposa quedara embarazada (ya fuera porque, al tratarse de un matrimonio de levirato, se consideraría que el hijo pertenecería al hermano de Onán, Er, y no a este, o porque no quería arruinar su belleza con el embarazo,​ o porque no quería tener que esforzarse criando hijos,​ entre otras razones), de manera que cuando tuvieron relaciones sexuales Onán realizó coitus interruptus​ y eyaculó en el suelo. Dios dio muerte a Onán, lo que se consideró retribución por ser «malo ante los ojos del Señor».​ El Talmud​ explica que su pecado fue el de eyacular fuera del contexto del matrimonio. Algunos cren que parte de su pecado fue el de negarle un hijo a Er, lo que no tendría implicaciones para la masturbación.

La prohibición halájica de la masturbación

El Talmud de Babilonia, Niddah 13a-b, constituye la discusión más extensa y completa respecto al tema. Este establece que si un hombre se toca frecuentemente el pene con la mano (para comprobar si ha habido eyaculaciones impuras ritualmente), su mano «le debe ser cortada». Prohíbe «emitir esperma en vano», un término que, general pero no exclusivamente, se refiere a la masturbación. En el mismo pasaje se compara el acto con el asesinato y la idolatría, y se le prohíbe asimismo al hombre excitarse intencionalmente:​​

Con respecto a cualquier mano que sea diligente en examinar las emisiones corporales para determinar la impureza ritual, entre las mujeres tal mano es digna de elogio. Pero entre los hombres tal mano debe ser cortada [ya que esta acción es propensa a conducir a una emisión seminal en vano] [...].

Rabí Eliezer dice: Con respecto a quien se agarra el pene y orina, se considera como si trajera una inundación al mundo [...]

Rabí Yoḥanan dice: Cualquiera que emita semen en vano es susceptible de recibir el castigo de la muerte a manos del Cielo, como se afirma con respecto a Onán [...]

Rabí Yitzḥak y Rabí Ami dicen: El que emite semen en vano es considerado como si derramara sangre [...]

Rav Asi dice: Se considera como si adorara ídolos [...]

Rav dice: El que intencionadamente se provoca una erección será condenado al ostracismo.

La discusión sobre la eyaculación no procreadora apareció en los estratos redactoriales; las fuentes tanaíticas no hacen mención y discuten solamente la excitación.​

Tanto en el Shulján Aruj​ como en el Kitzur Shulján Aruj​ se afirma que desperdiciar esperma se considera un pecado mayor que cualquier pecado en la Torá. El comentario Beit Shmuel señala, sin embargo, que esto no es literal, sino que sirve para asustar a los hombres para que eviten pecar.​ El Zohar cita una opinión según la cual una persona nunca puede arrepentirse por haber desperdiciado esperma,​ y otra que afirma que se requiere de un «arrepentimiento enorme/poderoso» (en hebreo: תשובה רבה‎, lit. 'arrepentimiento multitudinario').​ El Arizal enseñaba que se está obligado a ayunar ochenta y cuatro veces en arrepentimiento por descargar semen en vano. En el Tania se afirma que, en los tiempos actuales, se pueden hacer donaciones a la caridad en lugar de ayunar. El rabino Najman de Breslev afirmó que la masturbación conduce a la depresión y que los efectos de la eyaculación impura pueden solamente anularse por medio la recitación del Tikún Jaklali (un conjunto de diez salmos).​

De acuerdo con el Sefer haChinuch, una de las razones de la prohibición del sexo homosexual entre hombres es que el esperma se destruye sin propósito reproductivo y constructivo alguno.​

Masturbación femenina

La masturbación femenina no está prohibida, si bien autoridades como el rabino Moshé Feinstein consideran que la masturbación femenina implica «pensamientos impuros» prohibidos.​​ Jidá​ y el rabino Tzvi Pesach Frank​ discrepan y no la consideran pecado. La masturbación femenina no es considerada un pecado porque no implica el desperdicio de semen. Ben Ish Chai afirma que está mal en tanto crea fuerzas malignas (Kelipos).​ La masturbación femenina no conlleva la severidad que lleva la masturbación masculina, en tanto no implica el derramamiento de esperma.

Situaciones en las que la halajá permite la masturbación

Está permitido masturbarse para evitar tener arayot (relaciones prohibidas).​ Sefer Hasidim afirma, por ejemplo, que si el deseo sexual de un hombre es tan grande que teme cometer un pecado peor, entonces le es permitido masturbarse, pero debe luego realizar penitencia ayunando o sentándose en agua helada.​

La reproducción asistida está aceptada en el judaísmo.​ Tanto el judaísmo conservador como el judaísmo reformista aceptan el uso de esperma de donante anónimo pero en el judaísmo ortodoxo la mayoría de las autoridades rabínicas lo rechazan. Sólo algunos lo aceptan y en algunos casos.​

En el caso de la IA y la FIV, la producción de semen mediante la masturbación del marido tiene el propósito específico de procrear. Cuando se debe obtener semen para un diagnóstico de infertilidad, existen autoridades rabínicas que consideran que, si es con propósito de estudio, no constituye destrucción dado que la intención final es la inseminación o la fecundación in vitro y el objetivo el embarazo. No hay consenso entre los poskim (decisores de la ley judía) respecto a si la masturbación es una forma aceptable de obtener semen para propósitos de inseminación artificial o fertilización in vitro.​ Sin embargo, incluso algunos rabinos ortodoxos están de acuerdo en permitir que un hombre a masturbarse para producir semen para la inseminación artificial de su esposa.​ Al esperma sobrante de una fecundación in vitro se lo considera una consecuencia natural como en una relación matrimonial común, ya que, al igual que en esta, se trata de un intento de procreación. Aunque algunos rabinos, para asegurar que la simiente no sea derramada en vano, sugieren recolectar el semen del marido después de la relación sexual con su esposa mediante el uso de un preservativo.​

Parejas casadas

Incluso si una esposa no puede quedar embarazada (p. ej., por ser infértil, anciana o estar actualmente embarazada o amamantando), las relaciones sexuales entre una pareja casada no sólo están permitidas, sino que son obligatorias dentro del marco del mandamiento del onáh.​​ Esto a pesar del hecho de que el esperma será «desperdiciado» en el sentido de que no provocará un embarazo.

En ciertos casos, las autoridades rabínicas han considerado permisible que haya una eyaculación extravaginal intencional.

Por ejemplo, el rabino Meir recomendaba a los hombres realizar el coitus interruptus (דש מבפנים וזורה מבחוץ) con sus esposas mientras ellas están embarazadas o amamantando, por razones de salud.​ Por motivos similares, el rabino Eliezer recomendaba el coitus interruptus durante 24 meses después del parto.​

El Tosafot cita la opinión del rabino Itzjak (Isaac ben Samuel) que consideraba permisible la eyaculación exterior ocasional con la esposa siempre y cuando uno no se acostumbrara a hacerlo cada vez, pues esto no se considera comparable al caso Onán, quien deseaba evitar por completo fecundar a Tamar.​ Esta opinión es aceptada como normativa por el rabeinu Asher,​ Arba Turim,​ Sefer HaAguddah,​ Majarsha,​ Bayit Jadash,​ Eliyah Rabbah,​ y algunas otras autoridades.​

Una perspectiva permisiva que es descrita de manera más explícita es la del rabino tosafista Isaiah di Trani el Viejo:

¿Cuál fue la acción (prohibida) de Er y Onán que la Torá prohíbe? la cometida con la intención de no disminuir la belleza de la mujer (debido al embarazo) y de parte de él no desear cumplir la mitzvah de procreación (פרו ורבו) con ella. Pero si su intención.. es por su inclinación y para satisfacer su deseo y su intención no es evitar fecundarla, está permitido, ..aquel cuya intención es satisfacer el deseo de su inclinación no transgrede ya que "todo lo que un hombre quiera hacer con su mujer lo puede hacer"​ - y esto no se llama "desperdiciar su simiente".​

Tal opinión del rabino Isaías el Viejo es compartida asimismo por su descendiente, el rabino Isaías di Trani el Joven.​

El rabino Eleazar de Worms considera permisible cualquier actividad con la esposa que sea necesaria para «calmar (lit. sentar)» su deseo.​

Movimientos no ortodoxos

Rabinos reformistas y reconstruccionistas han ofrecido conclusiones más liberales. Para el rabino reconstruccionista Alexis Roberts, por ejemplo, la masturbación es «inofensiva, natural y saludable. Puede ofrecer alivio y placer, así como autoconocimiento que sea útil para tener relaciones sexuales placenteras con una pareja. Puede facilitar que los jóvenes tengan alivio sexual en edades en que son demasiado jóvenes para tener una relación madura, comprometida y amorosa». El rabino reformista Jonathan Stein, en un esquema propuesto para evaluar normativamente diferentes actividades sexuales desde una perspectiva reformista, propuso que la masturbación sea considerada como «mutar», un término que se traduce generalmente como «permisible», pero que él traduce en cambio como «tolerable».​ El rabino Walter Jacob, escribiendo en nombre del comité American Reform responsa, ha afirma que: «Si bien las declaraciones de la tradición son muy claras, adoptaríamos una perspectiva diferente sobre la masturbación, a la luz del pensamiento psicológico actual. Se debe desalentar la masturbación, pero lo debemos considerar perjudicial o pecaminoso».​

La rabina conservadora Ariel Wolpe, a la vez que reconoce que los rabinos talmúdicos no tienen una perspectiva permisiva con respecto a la masturbación, afirma que el acto se podría justificar por medio de sus posibles beneficios para la salud y para las relaciones sentimentales . Señala que la masturbación puede reducir el riesgo de cáncer de próstata, ofrece alivio del estrés y puede conducir a relaciones sexuales más saludables. Considerando el consejo de Maimónides respecto a «mantener la salud física y el vigor para que el alma esté recta y en condiciones de conocer a Dios», Wolpe discute el énfasis que pone la tradición judía en la salud y la utiliza como justificación para la masturbación cuando conduce a una mejor salud corporal o en las relaciones.​

Jacob Milgrom afirmó que fueron los rabinos quienes condenaron la masturbación y que «es la promulgación de ellos, no la de las Escrituras».​ Por su parte, el rabino conservador Elliot Dorff ha señalado que Maimónides afirma que el Tanaj no prohíbe explícitamente la masturbación.​

Véase también

Referencias

Enlaces externos

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