El intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner tuvo lugar el jueves 1 de septiembre de 2022 a las 20:52, en el barrio de Recoleta, Buenos Aires, Argentina. El atacante fue Fernando André Sabag Montiel, quien apuntó con una pistola Bersa del calibre 7.65 mm, con munición real en su cargador contra la vicepresidenta de la Nación Argentina.
El sujeto gatilló en dos ocasiones frente a la vicepresidenta, pero los disparos no se produjeron. El atacante fue detenido inmediatamente por un grupo de militantes peronistas y seguidamente por integrantes de la Policía Federal. Montiel estaba vinculado al grupo ultraderechista Revolución Federal, el cual se ve involucrada en el caso.
Intento de asesinato a Cristina Fernández de Kirchner | ||
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Lugar | Uruguay y Juncal, Barrio de Recoleta, Buenos Aires, Argentina | |
Coordenadas | 34°35′34″S 58°23′15″O / -34.592847222222, -58.387572222222 | |
Blanco | Cristina Fernández de Kirchner | |
Fecha | 1 de septiembre de 2022 20:52 (UTC-3) | |
Tipo de ataque | Intento de magnicidio con arma de fuego | |
Arma | Pistola Bersa Thunder 32 | |
Perpetrador | Fernando André Sabag Montiel | |
El 1 de septiembre de 2022, a las 20:49 (UTC-3), Cristina Fernández de Kirchner llegó a su domicilio luego de presidir una sesión en el Senado de la Nación. Fernández se encontraba saludando a sus seguidores y firmando ejemplares de su libro Sinceramente en el exterior de su domicilio, cuando, a las 20:52, Fernando André Sabag Montiel apuntó una pistola marca Bersa del calibre 7.65mm a la cabeza de la mandataria. Montiel accionó dos veces el gatillo pero ninguno de los cinco cartuchos útiles dispuestos del cargador estaba en la cámara de la misma. El arma tiene el número de serie dañado. Según señaló en sede judicial, la vicepresidenta no se percató del atentado hasta que regresó a su domicilio. Durante los hechos y posteriormente, los simpatizantes de la vicepresidenta continuaron en el lugar de los hechos entonando cánticos en su respaldo.
Fernando André Sabag Montiel, alias «Tedi», de treinta y cinco años al momento del ataque, es la persona que intentó disparar un arma contra Cristina Fernández. Nacido en Brasil, hijo de padre chileno y madre argentina, vive en Argentina desde 1993. Cuenta con antecedentes por portación de arma blanca por un hecho de 2021 y tiene domicilio declarado en el barrio de Villa del Parque, pero vive en el partido bonaerense de San Martín. En fotografías del atacante difundidas por los medios se le observa en el codo un tatuaje del sol negro, símbolo neonazi que suele utilizarse en reemplazo de la famosa esvástica para pasar desapercibido.
El atacante había aparecido dos veces con anterioridad en móviles en vivo del canal Crónica TV, en donde fue consultado sobre la situación económica y política del país, marcándose en contra del gobierno nacional, llegando a proferir varios insultos en televisión y escribiendo en una oportunidad en sus redes sociales que «Ni Milei ni Cristina"». Aficionado a la música death metal, gustaba de acercarse a intérpretes famosos, entre ellos, Taylor Hawkins de Foo Fighters. En marzo de 2022 publicó un video en una red social en el que intentaba tomarse una foto con Hawkins, una semana antes de su muerte, donde dijo: «... me siento la parca muy fuerte conocer a alguien antes de su muerte».
El 22 de agosto, la fiscalía del Caso Grupo Austral, iniciada en 2016, formuló el alegato final solicitando la condena a prisión de varios altos funcionarios de la Presidencia de los Kirchner, incluyendo a la vicepresidenta, para la cual pidió, además, inhabilitación para ejercer cargos públicos. Simpatizantes y algunos juristas consideraron el proceso jurídicamente nulo y orientado políticamente para proscribir a Cristina Fernández de Kirchner. Por este motivo, numerosos seguidores de la vicepresidenta se reunieron en la puerta de su domicilio, y en otros lugares del país, para manifestarle su solidaridad. La presencia de estos simpatizantes kirchneristas en la zona generó conflictos con algunos opositores, que derivaron en la intervención de la Policía de la Ciudad; como resultado se informó de policías heridos y manifestantes detenidos.
Desde entonces, la esquina fue ocupada por manifestantes a favor, por medio de acampes nocturnos. Esta constante presencia generó tensión con los vecinos y la Policía de la Ciudad. El 27 de agosto, aprovechando un temporal que deshabitó las calles, el gobierno de la Ciudad ordenó instalar vallas de metal para evitar las congregaciones; esto fue mal recibido por los manifestantes, por Cristina e incluso por algunos de los vecinos, alegando que se estaba sitiando a Cristina, y que los vecinos no tenían libre acceso a sus propios hogares. Ante la presencia del vallado, las manifestaciones se magnificaron, atrayendo manifestantes aledaños. La presencia de estos manifestantes y la formación de un cordón policial derivó en un enfrentamiento durante el cual algunos militantes derribaron el vallado y las fuerzas policiales utilizaron camiones hidrantes para dispersar a los simpatizantes kirchneristas. Desde este sector se acusó al gobierno de la Ciudad de fomentar el enfrentamiento, acusándoselo incluso de colocar contenedores cargados de piedras para que fueran arrojadas por los manifestantes. Desde la oposición, Patricia Bullrich, presidenta del partido PRO, criticó al jefe de gobierno, del mismo partido, por su "debilidad ante los kirchneristas". El 30 de agosto, 2 días antes del atentado, un juez ordenó el cese de las operaciones de custodia en la casa de la vicepresidenta por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires; orden que el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, apeló y optó por no acatar.
Hasta el día del atentado continuaron ocurriendo incidentes violentos. Incluso, el 31 de agosto, día anterior al atentado, el presidente Alberto Fernández expresó a la vicepresidenta Fernández su preocupación por su seguridad, dado que, en investigaciones de la policía cibernética, se encontraron fotografías de ambos, entrando y saliendo de sus domicilios, publicadas en sitios de internet. A raíz de las mismas hubo dos detenciones con sus correspondientes allanamientos, en los cuales se hallaron armas y material neonazi en posesión de los imputados.
Montiel fue detenido inmediatamente por el personal de seguridad de la vicepresidenta y llevado a una carpa de la policía en donde fue interrogado. Integrantes de la policía científica argentina realizaron investigaciones periciales en el sitio.
La jueza María Eugenia Capuchetti, quien estaba en turno, quedó a cargo de las investigaciones con Carlos Rívolo como fiscal del caso y Juan Manuel Hermida como defensor de oficio. Se informó que la carátula del delito es tentativa de homicidio agravado con alevosía. Alberto Fernández, presidente de Argentina, pidió a las autoridades judiciales celeridad en el esclarecimiento, así como cuidar la vida del detenido. Capuchetti se hizo presente en el lugar de los hechos, acompañada por el superintendente de Investigaciones, Alejandro Ñamandú. La jueza, según se informó, revisó las cámaras de seguridad a fin de hallar probables cómplices. Adicionalmente les fueron tomadas declaraciones a los testigos.
Al siguiente día, 2 de septiembre, agentes de la Policía Federal allanaron los tres domicilios probables del agresor, uno de los cuales tenía un cartel en la puerta con la leyenda: «Esta no es la casa de Fernando». La vivienda que realmente habitaba el detenido está ubicada en la localidad bonaerense de San Martín, dentro del conurbano metropolitano. Se trata de un departamento monoambiente, alquilado desde hacía unos meses. Allí se hallaron alrededor de cien cartuchos en condiciones de disparar y otros materiales, algunos vinculados al pensamiento neonazi, que la policía considera útiles para la investigación.
El día 5 de septiembre es detenida Brenda Uliarte, pareja de Sabag Montiel hace 4 meses, que estuvo con él la tarde del atentado y, además, comparte con él una microempresa de fabricación y venta callejera de algodón de azúcar (o copos de nieve). La imputación que se les hace es de planificación previa y acuerdo entre partes para perpetrar el hecho. La tercera detenida fue una amiga cercana de Brenda Uliarte llamada Agustina Díaz, quien le sugirió a Brenda Uliarte que borrara todo el contenido de su celular y tras enterarse del magnicidio fallido dijo «¿Por qué falló el tiro? ¿Cómo mandaste a este tarado? ¿Se puso nervioso?». El cuarto detenido fue Nicolás Carrizo, el jefe de los vendedores del grupo de algodón de azúcar, quien negó su participación en el intento de magnicidio. En su celular se encontraron mensajes donde lamentaba de que el intento de asesinato haya sido fallido.
Entre los abogados de la defensa se destacan, por sus vínculos a la política, los abogados del detenido Nicolás Carrizo:
El intento de asesinato contra la vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en el barrio de Recoleta, ha suscitado una serie de especulaciones y teorías que ponen en duda la veracidad del suceso. A pesar de la rápida condena del ataque por parte de líderes políticos internacionales, ciertos aspectos del evento han alimentado las teorías de conspiración, especialmente en las redes sociales.
Uno de los elementos que ha llamado la atención es la aparente inacción de los más de 100 escoltas presentes durante el incidente. Según informes del periódico "La Nación", los procedimientos estándar de seguridad consisten en establecer "anillos o perímetros" para evitar que desconocidos se acerquen a figuras de alto perfil. Sin embargo, en esta ocasión, los efectivos de la Policía Federal parecían estar en una "actitud pasiva", centrando su atención en Kirchner en lugar de vigilar posibles amenazas externas.
Las dudas también se han centrado en la pistola utilizada en el intento. Aunque el arma estaba descrita como "apta" y cargada, el hecho de que fallara en el momento crucial ha levantado sospechas. Dado que la pistola Berca calibre 32 es un modelo antiguo, "La Nación" propuso que el fallo podría haberse debido a la ausencia de una bala en la recámara o al desgaste de componentes críticos del arma.
En el ámbito de las redes sociales, una encuesta realizada por la empresa "Reputación Digital" reflejó que el 62,49% de los participantes no creía en la versión oficial del atentado, mientras que un 37,51% no lo cuestionaba. Las palabras "payasos", "falsedad", "circo" y "mentira" fueron recurrentes entre los escépticos.
Además, la diputada de Propuesta República, Amalia Granata, en un tuit publicado poco después del incidente, insinuó que todo podría haber sido un montaje: "Todo armado, que pantomima!!! ya no saben qué hacer para victimizarla! Y para que suba en las encuestas! Demasiado obvio". Aunque Granata matizó sus declaraciones posteriormente, su reacción inicial reflejó un sentimiento compartido por una parte de la población.
Desde el peronismo se acusó a sectores de la oposición y a los multimedios de propiciar discursos de odio contra Cristina Kirchner y el movimiento peronista en general, opinión que ya había sido enunciada en los días previos al atentado. A la par, el presidente de la Nación llamó a cesar en la violencia discursiva. Desde algunos partidos de la oposición, hubo mensajes de solidaridad con la Vicepresidenta, y exigieron un «pronto esclarecimiento por parte de la justicia».
Algunos sectores de la política argentina, sin embargo, no expresaron opinión acerca de los hechos y otros, minoritarios pero presentes en las redes sociales, llegaron a dudar del atentado, como la diputada provincial de Santa Fe, Amalia Granata, quien lo calificó de «pantomima» Una opinión similar apareció, además, en un artículo de un periodista español publicado por el portal neoconservador Libertad Digital. Al respecto, el politólogo Pedro Núñez, en una declaración periodística a DW Español: «la Justicia evidentemente tiene que actuar rápido, ya que lo peor que podría pasar es que esto se vaya diluyendo en el tiempo y aparezcan cada vez más teorías conspirativas acerca de qué ocurrió».
Luego del suceso, algunos medios hicieron notar lo que consideran fallas en la seguridad de la Vicepresidenta, la cual está a cargo de la Policía Federal, ya que Sabag Montiel llegó a apuntar a sólo unos centímetros de su rostro.
El viernes 2 de septiembre, en repudio al atentado, se realizaron numerosas y masivas marchas en las principales ciudades del país. La más importante de ellas tuvo lugar en Plaza de Mayo bajo la consigna «en defensa de la democracia». Durante este último acto Alejandra Darín, presidenta de la Asociación Argentina de Actores, leyó un comunicado firmado por representantes de diversos sectores de la sociedad.
Además de a los integrantes del grupo acusado del atentado, la Policía allanó el Centro Cultural Kyle Rittenhouse, una organización de derecha, en la ciudad de La Plata. José Derman fue detenido, acusado de instigar ataques contra la ex-presidenta mediante un video. La Policía declaró la tenencia de un pequeño mortero que luego fue detonado. José Derman, quien tenía antecedentes penales por enviar fotos de su miembro a mujeres en redes sociales, fue luego declarado inimputable y recluido en un hospital psiquiátrico. Javier Milei, de quien el centro cultural tenía murales homenajeándolo, se desligó de este y sus miembros. Su colega José Luis Espert, consideró que lo sucedido era un simple hecho delictivo que no ameritaba la reunión especial de la Asamblea Legislativa que, para condenar el atentado, se reunió el sábado 3 de septiembre.
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